Redacción. Madrid
La mayoría de los niños menores de 14 años que fallecieron en accidente de tráfico en España entre 2005 y 2008 lo hicieron mientras viajaban por motivos de ocio, por una carretera convencional con poco tráfico, y como ocupantes de un turismo. Un alto porcentaje de ellos eran varones, que viajaban en día festivo, a plena luz del día, y en los meses de verano. Estos datos se desprenden del estudio ‘Prioridades en España en la Seguridad de los Niños Ocupantes de Vehículos’ realizado por la Fundación MAPFRE y que estudia los accidentes de tráfico que sufrieron un total de 263 niños durante esos años, con consecuencias fatales para todos ellos.
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El accidente tipo con víctimas infantiles se produce principalmente como consecuencia de una distracción del conductor que da lugar a una salida de la vía del vehículo y que sucede al mediodía o entre las 17 y las 18.00 horas. Muchos de los fallecidos perdieron la vida tras sufrir graves lesiones en la cabeza y el 40 por ciento no llevaba ningún sistema de retención. El objetivo del informe de FUNDACIÓN MAPFRE es analizar de forma pormenorizada las circunstancias y las consecuencias de estos accidentes mortales de tráfico, así como aquellos en los que resultaron gravemente heridos 1.894 niños y en los que tuvieron heridas leves 14.740 menores.
Del estudio se desprende que casi nueve de cada diez niños que fallecen en accidente de tráfico lo hacen en carretera, lugar donde también se producen cuatro de cada diez accidentes graves y dos de cada diez accidentes con heridos leves. Con diferencia, el tipo de carretera con mayor probabilidad de sufrir un accidente mortal (67 por ciento de los casos) es la convencional sin desdoblar, es decir, aquella con un solo carril para cada sentido de circulación. En autovías y autopistas pierden su vida casi uno de cada cuatro niños ocupantes de vehículos.
Según el informe, casi cuatro de cada diez menores falleció cerca de su domicilio, en concreto a menos de 50 kilómetros del mismo, un hecho que resulta muy relevante si se tiene en cuenta que una de las excusas más utilizadas por los padres para no usar sillas infantiles es, precisamente, coger el coche para distancias cortas.
En los últimos veinte años, el número de menores fallecidos en accidentes de tráfico ha experimentado un importante descenso. De los 307 muertos que se produjeron en 1990, se ha pasado a 60 en 2009. En el caso de los niños que han resultado gravemente heridos, dicho descenso se sitúa en el 31 por ciento.
Las cuatro comunidades con peores cifras de fallecidos y heridos graves son Andalucía, Castilla y León, Castilla La Mancha y Cataluña. Por el contrario, las comunidades con menos accidentes mortales infantiles entre 2005 y 2008 son La Rioja, País Vasco, Extremadura y Cantabria.
El estudio insiste en que la seguridad vial infantil tiene que constituir un área prioritaria en sí misma, principalmente porque la accidentalidad relacionada con el tráfico constituye la primera causa de muerte violenta en la infancia y porque los responsables de la seguridad de los niños son exclusivamente los adultos, sobre todo conductores y educadores. Además, por cada niño que fallece, otros siete resultan gravemente lesionados. Por este motivo, FUNDACIÓN MAPFRE cree que las actuaciones futuras tienen que dirigirse tanto a la prevención de los fallecimientos como de grandes lesiones o discapacidades.
El informe también propone realizar un mayor esfuerzo en seguir concienciando a la sociedad acerca del peligro que conllevan las distracciones y las infracciones, así como los desplazamientos interurbanos y aquellos que se producen en carreteras convencionales y averiguar por qué existe más siniestralidad en las poblaciones más pequeñas con el objetivo de diseñar las medidas de seguridad y las campañas de concienciación oportunas.
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